Converso
C uenta tu maldad. Cuánto piensas lo que haces. Escuchas el ruido, ese zumbido, y pierdes. Qué pierdes en el fondo del vaso, en el último soplo del humo azulado. No olvidas el guiño, al cómplice con el ojo tuerto. Sí, ese eres tú. El frío grito que se libera tras la luna, unos párpados secos, sin vida. Sí, ese eres tú. En el retumbar de la marea caes con el tuerto. Pero, no. No llegas ahogarte en la profundidad, aunque el peso pueda más. No llegas a fracasar, porque hay aire tras la oscuridad. Respira Respira Con solo un roce, un respiro, un poco de dulce... tan dulce como la lágrima que cae, tan humano como la lengua que consuela al herido, tan bello como el beso de un amigo. Derramas tu pecho en la orilla y tú te salvas.