Ojalá que llueva café en el campo.
''Y no me importa nada....''. Me gusta el sabor dulzón del café con leche y azúcar. No es un sabor muy especial, pero la sensación que deja en mi paladar al tomarlo... No lo hace ningún café. Mi vida está llena de tazas de café. Es cierto que no todos los días son dulces, más bien amargos, hostiles, calientes, molestos... Sobre todo cuando se me cae el café encima y no puedo evitar enfadarme por mi ansia. Cuando me voy de viaje siempre hago una cosa que jamás hago en mi vida diaria porque si lo hiciera, perdería ese valor. Esto me ocurre con todas las personas que conozco y que quiero. En mi s días de pesadez, cada una de esas personas hace que me sienta como en casa. Hace que olvide todo lo malo que puede tener mi pequeña vida. Son como pequeños tiempos de placer que me regala Dios. No sé si sería la misma sino estuviera rodeada de ellos, pienso que no porque me encantan las personas. Para mí son pequeños misterios que nadie puede resolver, si uno mismo no se molesta