Locura blanca
‘‘Un árbol plantado en el jardín te saludaba mientras mirabas distraídamente desde la ventana. Un mechón de pelo se deslizaba por tu frente ancha y, en el reflejo del cristal, contemplabas a tu madre mientras fregaba los platos. Giraste la cabeza hacia ella, quien te devolvió la mirada con una sonrisa. De repente, ella dejó caer los platos y se acercó de forma extraña hacia ti, su hija. Alicia, te contuviste de gritar al examinar los ojos amarillos, los labios azulados y el rostro contraído de tu madre. Alargaste la mano y tocaste la helada piel de la muerta, mientras la llamabas diciendo: ¿Mamá? ¿Mamá? El silencio mortífero inundó tu corazón de pánico. Intentaste gritar, pero tu voz quedó muda ante la escena. De pronto, tus manos se agarraron a tu cuello y tu boca se desencajó de tu rostro desesperadamente para atrapar alguna gota de… A…I…R…E… Necesitaba… aire’’. Abrí los ojos y me di cuenta de que había sido una pesadilla – dijo Alicia a la psiquiatra, mientras tomaba notas e...