Intensamente humana.
Tantas veces he escuchado que la felicidad no existe. Lo peor es vernos a todos persiguiendo lo mismo. Lo buscamos en todos sitios, sobre todo en esos días en que queremos captar las bellezas cotidianas y que nunca reparas en ellas porque las ves siempre. Hasta hoy no me había parado a mirar cada gesto de su cara y cada palabra que me decía. Nunca había caído en la cuenta de lo que la gente trasmite cuando tiene una sonrisa triste y unas lágrimas saliendo de sus ojos. Siempre había visto esos gestos como rutinarios. Ahora los veo y los siento como si fueran míos. Toda sonrisa invertida y toda lágrima que veo la siento como mía. Me duele más el corazón cuando escucho las noticias y veo a niños ahogados. Vivimos rodeados de realidades crudas y ahora me duelen como nunca lo había sentido. Amamos la vida y nos apañamos con lo que tenemos, aunque siempre queremos más. Seríamos más felices si amásemos más. La vida seguro que sería más fácil porque no tendríamos miedo a destapar nuestros