Blanca Navidad.
Aquella sala era como sus películas favoritas. Las americanas eran las mejores con aquel aire de poder, superioridad y de aquella marca de la casa que solo ellos tenían. José miraba con gusto aquel falso espejo que ocupaba casi toda la pared. José sabía que ahí se encerraba el secreto y la duda acerca de su pasado, de un pasado que nunca se había atrevido a contar a María. José sabía quién era y que aquellos años de intensa juventud nunca le apartarían de su auténtico destino. A veces deseaba convencerse de que aquello no acabaría con él, quizás, él hallaría la forma de atrapar su destino y hacerlo huir. Era un necio, creía en fantasías hasta que María apareció en su vista en aquella estación de tren donde compartieron asiento y una conversación maravillosa. José estaba tranquilo, todo aquello lo había previsto, pero lo que no había visto venir fue la reacción de María. María era la pobre incrédula que se había casado con él y que ni siquiera sabía que vivía en una mentira. Aquel