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Mostrando entradas de enero, 2013

Café de niños.

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La verdad ¿qué es eso? ¿Una cosa con patas? ¿Un helado que sabe a chocolate?  Venía de jugar a los columpios. Se entretenía con cualquier cosa, simplemente se dejaba llevar por lo que sentía, es decir, no conocía razones. Miraba y sonreía. Esas eran sus dos metas. La felicidad reinaba su alma pero el tiempo pasa y uno deja de ser un niño. Dicen que la adolescencia es el paso entre la niñez y el futuro adulto. Dicen que en esa etapa decides quién quieres ser, a qué te quieres dedicar y qué perspectiva tienes del mundo. Una cosa es la teoría-lo que piensas- y otra la práctica-lo que realmente haces-.  Hoy en día se lleva de moda, seguir las tendencias, pensar igual que el resto, tener las últimas tecnologías, es decir, tener todo lo material posible. Pero, ¿dónde queda aquello que nos hace ser personas, ser nosotros mismos? ¿Dónde quedan esas tardes en las que jugabas al fútbol en vez de quedarte en casa jugando a la Play Station? ¿Dónde quedan los buenos momentos? Si nos dejamo

Así va...

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El mundo se mueve por las personas. Las personas se mueven por sus actos. Sus actos influyen en la vida del mundo. Y el mundo así va... Perdiendo. Evitar las consecuencias de un acto es meta imposible. No siempre lo que se desea es bueno. No siempre lo que haces es cierto. No siempre lo que dices es verdad. Existen millones de personas con corazones y conciencias diferentes. Existen desacuerdos que provocan guerras mundiales. Existen hombres en el mundo con tendencia a seguir su propio instinto. Todos somos más que sentimientos e ideas. Somos realidades y existimos en el mundo. Describir al mundo como un lugar de paso es el peor error. Vida hay una. Tiempo hay lo justo y necesario. ¿Para qué ser un hombre si hacemos callar a la conciencia que nos tutela? ¿Para qué ajusticiar si de un inocente se trata? ¿Para qué vivir si nos harán dolores peores a los conocidos? ¿Para qué creer si no lo pongo en práctica? ¿Para que luchar si la derrota está asegurada? ¿Para qué esperar si el tiempo

De dónde vienes y a dónde vas.

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Dicen que cuando lo has hecho mal una vez, no puedes rectificar. El día a día está lleno de errores. Da igual que te levantes, si vas a fallar en lo mismo. ¿Qué sería la vida sin la lucha constante? ¿Sin las ganas de superarse a uno mismo? ¿Sin la confianza y seguridad de tu persona? ¿Sin tus principios? ¿Qué sería la vida sin aquello en lo que crees? Mi respuesta: No sería nada. La vida no tendría sentido. Nosotros no existiriamos. Nosotros seríamos polvo del que nos convertimos. Todo en este mundo está conectado. No hablo de las comunicaciones, no hablo de la globalización. Sino de un sentimiento, de un valor... El bien, el amor... Puede que el hombre tienda a hacer el mal, pero siempre sabemos sacar lo mejor de nosotros. Sabemos que sin la compañía de los que queremos nuestra vida no tendría sentido. Estaríamos solos, consumidos por el egoísmo. Sabemos que daríamos nuestra vida para salvar a otro. Sabemos sacar una sonrisa cuando alguien llora. Sabemos que no hacemos las cosa