Caer, algo que no se puede remediar.

Cuando somos niños nos caemos constantemente pero nuestras madres siempre venían a tranquilizarnos con un abrazo y una sonrisa.
Pero cuando crecemos buscamos el apoyo de los amigos, sobretodo, de tus mejores amigos. Los que nunca te dan de lado. Pero a veces tienes luchas internas que nadie te puede ayudar y tiendes a encerrarte en tí mismo y buscar una solución a esa lucha  que te está matando por dentro. Y pides a Dios que te heche una mano pero a veces esos dolores, esos agobios... te nublan la vista y te hacen quedarte en tinieblas, sin dirección.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Fruto de la herida

Todo...

Madrid me mata