Posos de palabras afinadas en una taza vacía. Una caricia lacrimosa cuando se separan las columnas sólidas del costado. Costilla magullada ante la visión deshecha de los huesos entrelazados en la llanura plumosa. Raídas las alas como hojas otoñales. Respiras aliviada ante la fisura abierta de tus labios, del centro líquido que escondes a los otros ojos, pero que hoy me entregas sin vergüenza y con el fruto de la herida corriendo calle abajo.
Hoy, después de una intensa discusión con mi progenitora. Entre lágrimas, ira y odio, me he fijado en una caja grande, que tengo encima de la mesa de estudio, de mi cuarto. La cojo. La pongo encima de mi cama, me siento en mi cama. Y abro la caja. Eran cartas, lo que guardaba y llenaba su contenido. Hacía mucho tiempo que no las leía. Pero tengo que decir que me traen muy buenos recuerdos. Primero he leído dos cartas de mi mejor amigo. Él está conmigo desde el 2009 hasta ahora… Una amistad que sabemos que va a ser duradera. En esas cartas, donde sus palabras querían demostrar apoyo y orgullo, por habernos conocido. También he leído otras cartas de tres personas, que pasan la mayoría del tiempo conmigo. Sí, date por aludida porque eres una de ellas. Primero he leído las cartas que están decoradas con mucho rosa. Su contenido era sincero, cariñoso y un poco desordenado. Pero como siempre la he dicho, sabe dejar huella. La siguiente carta estaba decorada con azul, porque es mi co...
¿Por qué tenemos esa obsesión de perdurar en la vida? ¿Por qué deseamos que las burbujas nos atrapen en mitad del tiempo? Ir en busca de una dirección que sea la acertada. ¿Qué pasa si no lo es? ¿Qué pasa si al tomar la fluidez nos equivocamos? ¿Cuál es el límite del error? ¿Cuánto es el porcentaje permitido como falta leve en un partido amistoso? Nosotros, somos los pájaros que echan a correr por tierra, las alas se paralizan para descubrir otros caminos. Imagina un espacio jamás construido como un castillo sobrevolando las enormes olas del océano. Creer que la anchura no existe como un último suspiro antes de derramar la lágrima en el fracaso. Nosotros, somos la materialización de la vida, tenemos la capacidad de comprobar nuestras propias acciones y las de los demás. Somos como violines en mitad del ruido. Somos lágrimas contenidas en licores, somos caricias tomadas en brazos como adultos recién nacidos. Nosotros, somos la vida que se estanca, que se ahoga, que se b...
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