Hoy, después de una intensa discusión con mi progenitora. Entre lágrimas, ira y odio, me he fijado en una caja grande, que tengo encima de la mesa de estudio, de mi cuarto. La cojo. La pongo encima de mi cama, me siento en mi cama. Y abro la caja. Eran cartas, lo que guardaba y llenaba su contenido. Hacía mucho tiempo que no las leía. Pero tengo que decir que me traen muy buenos recuerdos. Primero he leído dos cartas de mi mejor amigo. Él está conmigo desde el 2009 hasta ahora… Una amistad que sabemos que va a ser duradera. En esas cartas, donde sus palabras querían demostrar apoyo y orgullo, por habernos conocido. También he leído otras cartas de tres personas, que pasan la mayoría del tiempo conmigo. Sí, date por aludida porque eres una de ellas. Primero he leído las cartas que están decoradas con mucho rosa. Su contenido era sincero, cariñoso y un poco desordenado. Pero como siempre la he dicho, sabe dejar huella. La siguiente carta estaba decorada con azul, porque es mi color
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