Niños.
Estando en silencio, quieta en cualquier sitio, puedes escuchar y observar más que cuando no paras de hablar. En ese rincón, al lado de un colegio, siempre me dispongo a tomarme la merienda porque los miércoles tengo que recojer a mi hermano pequeño. Pasa cantidad de gente, abuelos, madres, padres, adolescentes, niños... todos tienen los ojos fijos en su camino, por lo tanto soy como un fantasma invisible. Pero también me adentro en el colegio de mi hermano, mientras le espero, hay niños pequeños de 3o 4 años, en lo que no paras, estás interactivo, no paras de hablar diciendo: mami, mira esto, mira lo que sé hacer... Son curiosos, pequeños peor grandes al mismo tiempo. En ellos está reflejada en estado puro la inocencia... la perdemos por las cosas que nos ocurren durante toda nuestra vida.
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