En la oscuridad...

Estás sola. Encogida en una esquina. Con la cabeza escondida entre las rodillas. No paras de llorar, preguntándote como llegaste hasta ahí, si no ves absolutamente nada. Pero, de repente, comienzas a escuchar, parece que alguien está contigo en esa misma oscuridad. Oyes que respira con intensidad y parece que está llorando. Levantas la cabeza y preguntas:
-Por qué lloras...¿?-de repente cesa de llorar, la desconocida-
*Porque compruebo que nadie me acepta, nadie quiere estar conmigo, soy demasiado distinta al resto.
-Puedo decir que me pasa lo mismo. Y ahora que lo pienso, crees qué deberías seguir aquí sola y sin hacer nada...¿? 
*Si.-comienza a llorar- No merece la pena estar en este mundo, por lo mal que lo puedes pasar. 
-Mmmm...Llorar es una opción pero levantarte y seguir, creo que suena mejor.


No siempre tendremos a personas para recordarnos lo que es vivir y sobrevivir en esta vida. Hablar y escuchar a los demás puede que te haga ver con claridad que es lo que debes hacer, si merece la pena y lo más importante, que vuelvas a sonreír.





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