Tengo mucho miedo. Impresión. Incomodidad. Injusticia. Indefensa. Dolida… No entiendo por qué tanto dolor…¿? Por qué tanto sufrimiento…¿? Somos una familia, deberías contarnos todo lo que te pasa, pero no explotes y nos hagas soportar ese dolor de tu corazón. Lágrimas caen, caen. Inundando una habitación llena de recuerdos, sacrificios, oraciones, peticiones, alegrías… No te puedo decir que pares de llorar, porque es algo imposible cuando el dolor que sientes no puede más contigo. Ni con tu alma.
Nunca había escuchado un grito de dolor, de verdadera tristeza… No conocía ese sonido. Pero es lo que recorre las paredes de mi casa. Esos gritos de angustia. Gritos que no entiende nadie, ni los escuchan porque solo los comprenden aquellos que lo han vivido o que lo viven. Es parecido a la muerte. Uno sabe de lo que habla cuando ha perdido a alguien muy querido.
Siembras en cada rincón, en cada lágrima, en cada sonrisa... Una parte de ti, de tu persona, del sentimiento con respecto a ese recuerdo.
Cedes en cada decisión. Decides a través del deber y la obligación. Sacrificas en cada acto de amor. Regalas sin pedir. Das sin reclamar.

Abarcar en una sola frase, lo que hace alguien por tí: Afortunado eres por valorar a los que tienes.


Comentarios

Entradas populares de este blog

Fruto de la herida

Todo...

Madrid me mata