No sabes nada, de nada...
Hay millones, miles, infinitas maneras de ver las cosas.
Bien lo sabemos. Pero no hay que subestimar ese punto de vista que tú tienes.
Puede que los demás te vean como una adolescente de 15 años, que parece que
tiene pájaros en la cabeza. Pero tengo algo que decir al respecto. Que no se
dejen engañar por sus opiniones. Dentro de mí hay muchas cosas, muchos
pensamientos, decisiones, responsabilidades… Y si alguien juzga o me comenta
sobre algo que sé, ni se le ocurra insinuar algo al respecto. Porque puede que
me moleste bastante. Incluso, que por lo bocazas que soy, la fastidie el doble.
Si en un momento determinado me veo sin ayuda, pues llega un instante en el que
me tiro al suelo y me repito a mí misma: Tranquilízate. No estás sola, deberías
saberlo.
Pues hay a veces que lo estoy pero otras no. No entendía
muchas cosas o no sabía ciertas cosas pero no quiero seguir sabiéndolas. No
quiero escucharlas. No quiero que me las cuentes. Quiero que cierres labios y
simplemente te quedes en silencio. No quiero escuchar. Gracias.
Posdata: Odio las insinuaciones.
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