Ese momento de desesperación. Ese momento de pura intuición.
Ese momento de explosión psicológica. En ese momento de martirio mortal. Ese
momento de discusión. Ese momento de preocupación. Ese momento de contar. Ese
momento de temblar. En ese momento de desmayar. En ese momento de pura
necesidad. En ese momento de irresponsabilidad total. En ese momento de mal
carácter. En ese momento de luchar contra el mundo, pero no te confundas, no
luches contra los que te quieres. En ese momento de que desconfías de todo y no
te dejas ayudar. En ese momento de nerviosismo. En ese momento de egoísmo. En
ese momento en el que te muerdes la lengua. En ese momento que tragas tus
palabras. En ese momento… comienzas a mover la boca, a decir lo que te pasa, a
contar lo que te impide respirar… Pero lo mejor de todo es que no estás sola.
Puede que el lugar donde te encuentres esté completamente vacío, esté
desértico, esté terrorífico… Las luces apagadas y solo hay una pequeña lámpara
al final de la sala. Piensas hablemos a las paredes. Pero antes de acabar la
frase ves que en realidad hay alguien escuchando, hay alguien que quiere
escucharte, hay alguien que quiere ayudarte, hay alguien que te aconseja, hay
alguien que se preocupa, hay alguien que lo da todo por verte tranquila. Pero
te preguntarás y cómo sabes eso…¿? Mira a esa persona a los ojos y comprobarás
que lo que dice no es mentira.
Todo...
Hoy, después de una intensa discusión con mi progenitora. Entre lágrimas, ira y odio, me he fijado en una caja grande, que tengo encima de la mesa de estudio, de mi cuarto. La cojo. La pongo encima de mi cama, me siento en mi cama. Y abro la caja. Eran cartas, lo que guardaba y llenaba su contenido. Hacía mucho tiempo que no las leía. Pero tengo que decir que me traen muy buenos recuerdos. Primero he leído dos cartas de mi mejor amigo. Él está conmigo desde el 2009 hasta ahora… Una amistad que sabemos que va a ser duradera. En esas cartas, donde sus palabras querían demostrar apoyo y orgullo, por habernos conocido. También he leído otras cartas de tres personas, que pasan la mayoría del tiempo conmigo. Sí, date por aludida porque eres una de ellas. Primero he leído las cartas que están decoradas con mucho rosa. Su contenido era sincero, cariñoso y un poco desordenado. Pero como siempre la he dicho, sabe dejar huella. La siguiente carta estaba decorada con azul, porque es mi color
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