Verdades que mucho dañan.

¿Por qué existen las series de televisión? ¿Por qué existen esas historias relatadas por narradores y cuya acción es desarrollada por personajes increíbles y definidos? ¿Por qué contamos nuestros problemas a los demás? ¿Por qué imaginamos un mundo mejor a partir de nuestros propios deseos y de nuestra imaginación? ¿Por qué tenemos sueños abrumadores que no comprendemos pero que nos gustaría experimentar? Demasiadas preguntas para una sola respuesta. 
El porque de las cosas es difícil de explicar. Algunas veces damos la razón, otras mentimos sobre una razón y finalmente, a veces ni nos dignamos a darlas. Las historias están a nuestro alrededor. Están desde el vagón del metro hasta en los postes de las farolas. Historias que en nuestras vidas marcan un pasado, un presente y un futuro. Apreciamos las historias porque nos influyen  Nos hacen reflexionar y ver con claridad que nos sentimos reflejados en dolores que presenta un personaje del cine o un personaje de una novela. Una buena película o historia se caracteriza porque los sentimientos que se reflejan son reales, tanto... Que eso es lo que hace al ser humano, es decir, un ser con sentimientos, con alma y con ideas. Lloras durante y al final de algo que te emociona y te da en que pensar. No todas las historias tienen las mismas importancias para todos, pero si conoces suficientes historias puedes considerarte un simple sabio de historietas, pero yo preferiría considerarme un oyente de las buenas historias, de los buenos momentos que ocurren alrededor de los que quiero, de los que aprecio. Nuestros ideales se basan en cosas que queremos, que preferimos, es decir, en gustos. Un pensamiento se conoce por los actos que comete y por las cosas que deja conocer mediante la conversación y el diálogo. No olvides que la verdad está siempre a nuestro alcance, el problema es... ¿Estás seguro de que quieres escucharla? 

Posdata: La peor verdad es aquella que no deseas escuchar. La certeza es lo que acierta en las excusas.


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