Cosas que matan.

A ella la mataba como era estar en aquella casa. Parecía vacía y sin ternura. Parecía que el frío inundaba las habitaciones, distanciando a los que habitaban en ese lugar. A ella le mataba esa ignorancia, esa poco preocupación de los demás hacia ella, cuando ella hacía lo posible por ayudar a todos. Ella intentaba quejarse menos, pero le mataba por dentro no contar la verdad, no poder derramar ninguna sola palabra sobre lo que sentía... Porque nadie la comprendía. Ella hablaba pero el que la escuchaba prefería dedicar su tiempo a otras cosas. Ella se pasaba noches enteras imaginando otro vida fuera, pero eso la mataba poco a poco. Ella quería creer que existían personas buenas pero descubrió que hasta gente de tu misma sangre puede fallarte. Ella dibujaba paisajes, lugares que jamás había visto y espera hacerlo algún día. Ella esperaba una sorpresa pero nunca llegaba. Ella esperaba  demasiado y por eso, siempre estaba desilusionada. Ella intentaba aprender pero no era lo mismo que hacerlo en compañía. Ella era dulce y cálida pero la frialdad se apoderaba de sus entrañas, haciendo que su corta vida durase pocos minutos. 

Hoy, hay alguien que se siente así. Mañana, habrá alguien que deseé que le escuchen, que le ayuden, que le enseñen a sonreír. Hoy, hay alguien que ruega para que las cosas cambien pero ya es tarde. Ella perdió su vida por pasar el tiempo en soledad, reconcomiéndose día a día con sus pensamientos hasta que despertó de su profunda tristeza. Dándose cuenta de que nadie tenía a su lado y que en un abrir y cerrar de ojos, su vida había acabado. 

Posdata: No solo una enfermedad puede acabar con tu vida... También acabas con tu vida, desaprovechándola. 


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