Uno de muchos...


Pasó diecinueve meses en la cárcel. Pagando por un simple crimen. Dedicó su sudor a las tareas de la cárcel, sin rechistar. Sin quejarse. Sin malhumorarse. ¿Por qué? Porque estaba pagando su cuenta, su error. Pero al cabo de ese tiempo, fue liberado pero... Decidió comenzar una vida más allá de las leyes de los hombres. Rompió aquel papel que le aseguraba su libertad para ser otra persona y comenzar de cero. 

No siempre se muestra en nuestra vida oportunidades tan valiosas y comprometidas. Nunca sabremos lo que será de nosotros en un tiempo... Por eso, ahora es cuando decidimos quiénes vamos a ser, quiénes no queremos ser. Ahora es cuando forjamos nuestro destino con nuestros actos, con nuestras historias. Luchamos, pero al mismo tiempo caemos en la rendición. Aprendemos a levantarnos, aprendemos a saber que no somos iguales al resto. Aprendemos a ser parte de este mundo, pero este mundo puede cambiar. Puede darse cuenta de que algún día los errores serán cuestionados. Serán pedidos... ¿Y nosotros qué haremos hasta que llegue este día? ¿Seguir con la misma rutina de destrucción y relativismo? No. Muchos queremos creer que los sueños existen, que las personas pueden cambiar. Muchos soñadores viven en sus propios mundos, pero por miedo no se los demuestran al mundo. Muchos sueñan que la felicidad inundará sus corazones. Muchos desean ser salvados por almas caritativas. Muchos quieren ser libres. Muchos quieren luchar aunque mueran en el intento. Muchos se levantarán en las caídas. Muchos celebrarán la victoria de sus éxitos. Muchos perderán a personas a lo largo de su vida. Muchos pisotearan a otros para que no alcancen sus metas, pero otros más demostrarán que las grandes oportunidades nunca se deben dejar pasar. 

Posdata: Vale más resurgir de las cenizas, que haber nacido en oro. 


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