I can. Ich dürfe.

Nunca me cansaré de repetir que me siento orgullosa de lo que tengo y de lo que soy.

Una vez, alguien me dijo que abriera mi corazón, que dejara a un lado todo lo mal que me sentía para poder escuchar lo que sentían los demás. Otra persona, me dijo que las relaciones entre personas son complicadas. Pero no imposibles. En otra ocasión, alguien me dijo "no dejes que la hierba crezca". En realidad, me dijo que no dejara que el muro de la indiferencia, el dolor y la culpa creciera entre mi persona y la persona que me importaba, que quería, que admiraba.  En ese momento, comprendí que demasiada gente entra y sale de tu vida de forma voluntaria o no. Cuando dejan de estar, comprendes que hicieron su cometido y se marcharon. 

¿Por qué? Porque las personas te hacen cambiar. Te hacen ponerte en el lugar del otro. Te hacen fijarte en cosas en que nunca te habías fijado. Te hacen discutir. Te hacen derramar alguna lágrima de añoranza y pérdida. Te hacen reír, sonreír, levantarte. Te hacen soñar. Te dicen la verdad, algunos no todos. Te hacen salir de tu entorno sombrío y oscuro...

Gracias. Gracias a esas personas que son importantes para mí. Gracias a esas personas soy quien soy. No me arrepiento de haberlas conocido, aunque ahora no pertenezcan a mi vida.


La verdad es que, por fin, desde hace mucho tiempo vivo mi vida y ya era hora de comenzar a disfrutarla.

Posdata: You can save the World, because the World would be nothing without you.


 

Comentarios

Entradas populares de este blog

Fruto de la herida

Todo...

Madrid me mata