Para que dejéis de mirar vuestro ombligo y miréis al ombligo del de al lado.

Me dolió escuchar como esas palabras salían de vuestros labios. Me dolió comprobar que de 10 corazones a los que quiero, solo le importo a uno. Me dolió saber la opinión acerca de mí. Me dolió haber fallado tanto a los demás. Me dolió no ser mejor para los demás. Me dolió no ser valiente cuando debí serlo. Me dolió no ser aceptada, porque soy una extraña. Me dolió que no buscarais mi ayuda. Me dolió no ser valorada. Me dolió ser definida por una sola palabra, cuando soy algo más que eso. Me dolió no seguir allí y seguir luchando. Me dolió marchar y hacer todo lo contrario a lo que suelo hacer. Me dolió escuchar de ti esa opinión y esas palabras...

Lo siento. Ha sido culpa mía. Debería haber empezado bien desde el principio y no lo he sido. Debería hacer muchas cosas bien, pero soy demasiado tonta para darme cuenta de esos detalles. Lo primero, pedir perdón. Lo segundo, me habéis decepcionado. ¿Por qué? Porque nunca os dije lo que me molesta y, si lo he hecho, no me tomasteis en serio. Porque nunca me confiasteis lo que sentíais. Porque nunca supisteis quién era y quién soy. Porque nunca fui lo suficiente para que me respetaseis, así ahora estoy. Sola, cabizbaja y sin mirar a nadie. Porque nunca nadie me había repetido tantas veces lo fea que soy, entre otras cosas. Porque nunca os dignasteis a escucharme, a valorarme o a quererme como soy. No soy una amargada de la vida, soy pura gilipollez y bromas. Soy un chiste que intenta hacer reír a la gente. Soy una enana que da soluciones a la vida de otras personas, en concreto, a las que quiero. Soy alguien que siempre está ahí porque aunque me duelan las cosas, no soy capaz de dejar a alguien sin ayuda, ya que... Amo sin pedir nada a cambio, y acepto al otro con sus alegrías y sus penas, con sus virtudes y defectos. Lo único que pido es que abráis vuestros corazones, me dejéis ser vuestra amiga y que me queráis como yo tanto os he querido, os quiero y os querré.

Posdata: Quiero ser la escoba que en tu vida barra la tristeza...(8)