Monstruo en tu interior.
Que difícil es saber que uno está solo.
No me gusta la compañía de la soledad. Ella aprovecha cada oportunidad para comerme la oreja y engañarme. Siempre fue apasionada y algo pesada. Sus ojos siempre están llenos de temor, de horror. Siempre intenta contradecirme. Nunca me escucha. Me dice todo lo mal que lo hago. No para de hablar de mí y de mi vida. Lo peor de todo es que ella nunca habla de su vida porque sabe que está muerta. Sabe que solo es un sentimiento que vaga por el día y por la noche te agobia. Se entretiene en compañía, que ironía. No puedo deshacerme de ella porque siempre vuelve. Últimamente me llama demasiado. Lo peor es que su sonrisa siempre busca la malicia en mi interior. Me obliga a ser malo, a ser... Un monstruo con el resto. Quiere hacerme ser como ella. Quiere que me alimente de almas vacías y poco vivas. Quiere que pinte la amargura en la cara de la gente. Algunos le piden que se vaya. Otros la echan a patadas de sus hogares. Muchos la ignoran. Nadie tiene cura para esa pobre desgraciada. Se alimenta de los malos pensamientos, de nuestros secretos más oscuros. Ahora mismo está a mi lado. Lee por encima de mi hombro esto que escribo... Por primera vez en mucho tiempo ha cerrado la boca y se ha ido.
En realidad, nunca nos quedamos solos. Siempre estamos con nosotros mismos, por eso tenemos miedo.
Posdata: ¿Solo o acompañado?
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