El despertar de un genio.

¿Realmente alguien puede saberlo todo de ti?

Leer con talento solo lo hacen unos pocos. Aquellos que leen entre líneas y ven más allá son genios. Esos genios habitan en nuestras vidas y buscan la belleza en todo lo que miran. Esos genios idealizan un mundo. En ocasiones lo ven como el paraíso, otras veces solo ven la desolación que inunda la vida.

En la mente de un genio, todo está en movimiento. Siempre piensan y reflexionan acerca de todo lo que ven y escuchan. El gran dilema es cuando piensan sobre lo que sienten. Su corazón se acelera por entusiasmo. Su respiración se vuelve relajada y su boca no puede parar de sonreír y de reír. Sus ojos están radiantes de felicidad. Su alma se queda prendida de otra y no puede separarse de ella. Su corazón empieza a anhelar algo que no tiene. Entonces el genio vuelve en sí y cae en la cuenta de aquello que siente.

El genio se siente inquieto y teme sentir tan profundamente. Siente crecer en su interior una semilla que no tiene nombre. Sus ojos se vuelven húmedos. Cierra los ojos y una luz surge en su interior. Siente como un brillo especial que recorre cada vena de su cuerpo. Su vida ahora le corresponde a otro. Entiende que vive para alguien y deja de vivir para sí mismo. Quiere dejar salir algo que le aprieta. Quiere dejarse llevar del todo, pero sabe lo cruel que puede llegar a ser el mundo. Piensa en la negación, el miedo, la pérdida y la cruda realidad.

Entonces el genio toma una decisión. Encierra su semilla, le pone un nombre y la deja a plena vista. No la quiere esconder porque no lo siente como algo malo. Es un recuerdo que todavía no ha pasado o que quizás no pase. No quiere huir, quiere dejarlo guardado y quiere pensar sobre ello. No quiere destruirlo porque necesita aprender de ello. Aún así se siente afortunado por sentir algo que jamás había sentido. Estaba enamorado de la vida.

Posdata: La vita è bella.


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