Impresión.

Ahora entiendo la belleza de su alma. Estaba escrito que un día moriría. Ni tú ni el mundo pensaba que fuera tan pronto.  Dicen que la oscuridad da miedo,  de hecho yo la temo, pero temo ser olvidada. Temo que olviden mi nombre y que lo único que quede de mí en esta tierra sean mis cenizas.

Hoy no puedo olvidar un nombre. Nunca antes había escuchado ese nombre. Retumbó en mis oídos por sorpresa. Ese nombre inspiró un dolor y un abrazo. Solo sé que aquel nombre vivió y fue feliz. ¿Cómo lo sé?  Me lo susurró un sonido que nadie más oía. Era una campanilla que cantaba desde mi pecho. Parecía que tuviera vida propia. Mientras pensaba eso, la campanilla ya no sonaba y no me decía nada.

El cielo se ha levantado dos veces con un vestido rosa. Parece que quiere honrar ese nombre. Parece que el cielo regala esas vistas porque algo ha cambiado. Venera a ese nombre dulce y valiente. Mientras el mundo sigue girando y no para. El cielo se pinta de rosa. Me agrada y le doy las gracias. Es tan importante amar que el mundo de tanto girar no lo llega a pensar.

La muerte ronda por toda la tierra. La muerte llora cuando tiene que llevarse a almas puras y bellas. Llora y obedece a su único dueño. La muerte pone fin a la vida porque es su cometido. La muerte termina con una vida y la devuelve del sitio del que nació. Algunos quedan reducidos a cenizas y otros ascienden con los suyos. Los que creen en esto entienden donde está ese nombre. El cielo me ha hablado y la campanilla vuelve a sonar en mi pecho. Suena aquel nombre y oigo la voz de mi hermana. Dice que está bien y que por fin se ha reunido con nuestro Padre.

Posdata: ¿Hay algo mejor que ir al cielo y jugar con los ángeles?


Comentarios

Entradas populares de este blog

Fruto de la herida

Todo...

Madrid me mata