Quiero tu Palabra.
Quiero tu Palabra. Deseo rozar tu Palabra con los labios y
que la punta de mis dedos se deslice por tu gran memoria. Deseo clavar mis entrañas
entre tus grietas, tus arrugas, tus achaques. Tu Palabra en mis ojos. Tus ojos
con los míos y mis labios en tu Palabra.
La luz tintinea cuando te aproximas. Te aferras a la luz para
no dejarte consumir por la oscuridad. La cueva se llena de luz. Una luz oscura
y ardiente. Su sombra proyecta más sombras y nos deja el uno frente al otro. No
deseas desaparecer. Tu Palabra dibuja círculos anaranjados, una flor sale de ti
y viene a por mí. No me aparto, me diste tu Palabra. Tu Palabra se desliza por
mis ojos y baja por mi garganta. Vuelven a mi boca palabras, palabras rotas, proféticas,
preñadas, ariscas, humanas… Tus palabras dejan huellas en mi memoria y tú recoges
la música que emerge de mi interior. La coges y vuelves a repetir mis palabras.
Mi música sigue saliendo de mi pecho, casi puedes rozar con tu cabeza mis
palabras. Te acercas mucho más para escuchar. Una suave composición se escapa de
mi lengua, vuelves a escuchar y ahogas el sonido en silencio.
Un calor tan hermoso, tan delicado. La luz ha crecido.
Nuestras sombras bailan y se agrandan frente a los límites de la cueva. Cantas
al ritmo de la luz y te estiras de placer. Te aparto suavemente para volver a
mirar entre tus párpados. Veo ese calor que lo cura todo. Vuelvo a ahogar al
silencio. La música no ha parado. La luz crece y crece. Las sombras se disipan
frente a la cueva, se deshacen, se consumen. Ni siquiera se han dado cuenta de
que han dejado de existir.
Nada queda oculto frente a la luz. Todo se ha esfumado. Nada
se atrevía a pasar el umbral. La sombra se ha marchado con tu Palabra, mientras
que yo me he quedado quieta. Me he atrevido a acercarme a la luz para ver el
dulce susurro de tu Palabra. Solo vi tus ojos con tus labios prometiendo que el
tiempo volvería para hacernos dueños de la cueva. Me atreví a creerte. La luz
iluminó mis ojos, dejando mi memoria calcinada. Solo recuerdo tus ojos y los
míos encontrándose, y tu Palabra frente a la mía, besándose.
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