Visión

Traspasarte con los ojos 
como farolillos escondidos en la noche.
Acariciarte con los dientes
como la hierba fresca bajo la planta de los pies.
Empaparte la piel de perfume, de sudor, 
de mi aliento embaucador, 
enamorado, desgarrador. 
Esperarte inquieta bajo la sombra del sauce
que ya no llora 
como las plumas que se pierden,
como las gotas que se escapan,
como los coches que huyen de la ciudad.  
Esperanzarse entre las arrugas de las pasas,
entre el humo de los garbanzos madrileños, 
entre el aire acondicionado. 
Quedarse abierta, sin vergüenza o 
dormida entre las montañas del sofá
y sobre los papeles en blanco
de nuestra historia. 




Comentarios

Entradas populares de este blog

Fruto de la herida

Todo...

Otra ronda