Caen palabras de tus ojos

Se talla la mirada como un mensaje diminuto
y escondido en una botella. Se preocupa el iris
por el fulgor de las palabras pintadas
en un lienzo blanco, muy blanco como la tinta corrida. 

Líneas gruesas como el rímel, 
palabras tatuadas en la piel erizada 
de la lluvia y en el paseo del pelo 
desmigado en estelas azules. 

¿Cómo pueden unas letras 
expandir las pupilas hacia 
los límites de una galaxia enana? 
¿Cómo se asume el golpe 
de las imágenes en la vida 
ínfima de unos labios entreabiertos? 
¿Cómo puede el amor acuñarse 
entre renglones y nunca más salir al encuentro?

Una sola gota 
limpia la comisura de cupido 
mientras la memoria como una bala 
escucha la mar entre sus crujientes pasos, 
como el verso perfumado de Quevedo 
y como el cuello de una camisa 
devorada por la tribulación 
de unas caricias en la arena.

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