Examen inesperado.

Coge ese tren. Ese tren que te llevará muy lejos.

El despertador suena. Ella lo apaga y sale de su cama con seguridad. Hoy sabe que es un día importante, un día que depende para su futuro. Se viste, se ducha, desayuna y sale de casa. Baja por el ascensor, a la vez que va recordando las obras de Gabriel García Márquez. Sus folios están en la mochila. Sus pies van acelerados y con ritmo. Su corazón bombea sangre a todas partes, la adrenalina corre por sus venas. Baja las escaleras del metro y entra de un salto al andén. Está impresionada ante ese acto. "Hoy voy a triunfar"-piensa-. Mira el reloj, esta vez no va a llegar tarde. Su cuerpo finge normalidad, pero dentro de sí está nerviosa y apunto de comerse las uñas enteras. Tiene miedo. Teme que no consiga aquello por lo que ha luchado durante un año entero. Sabe que no es una estudiante brillante, pero que se las apaña bien para improvisar. No duda de sí misma, hoy no se puede permitir eso. Quiere trasmitir seguridad. Lo hace y lo va a conseguir.

Pasa un tiempo, baja en la parada de metro correspondiente. "Ciudad Universitaria". Sonríe al leerlo. Aún no se cree que esté allí. No puede parar de reirse para sus adentros. De repente, choca con alguien.
-Lo siento-dice ella-.
-Perdona, no voy prestando atención-dice el chico mientras recoge su mochila-.
-Tranquilo, todos estamos igual-ella se fija en la chapa metálica que cuelga de su cuello-.
-¡Mucha suerte! Hasta luego- se despide el chico mientras ella se dirige al edificio donde se presenta al examen-.
Mientras va caminando, se encuentra a una chica llorando en el suelo. Ella la mira y la coge de un brazo.
-Levántate-dice ella-. ¿Qué te pasa?
-Los nervios me estan matando. Gracias por preguntar-dice la chica mientras se pone a llorar de nuevo-.
-Tranquila, hombre. Solo es un examen más. No dejes que el miedo te controle. ¿Dónde haces selectividad?
-Allí-señala la chica-.
-Te acompaño.

Mientras van andando, ella dice alguna tontería para animar a esa chica. Lo consigue y se despide de ella en la entrada. Ella retoma su camino.
Ya tiene todo lo necesario para empezar. El profesor cuenta hacia atrás.
-Tres, dos, uno. Podéis...-dice el profesor al mismo tiempo que se abren las puertas del aula de un portazo-.
Salen diez hombres con armas en sus manos. Todos comienzan a gritar. Los profesores que están en la sala llaman a la policía. Los alumnos se levantan de sus sitios y empiezan a correr. Ella está contemplando la escena. Alguien la coge por detrás y la lleva fuera de la sala. Entre tanto alboroto, nadie se fija en su marcha... Nadie sabe qué ocurre. Nadie presta atención. Su boca sigue tapada, pero sus ojos ven que esa puerta no es la que daba al pasillo de la facultad... La persona que la sujeta es fuerte y más alto que ella. Ella se teme lo peor. Sus lágrimas inundan sus ojos de impotencia y miedo.
-Voy a dejar de apretar, si prometes que no vas a gritar-dice el encapuchado. Ella asiente-. Sé que estás asustada pero vas a tener que fiarte de mí.
-Puedo intentarlo, pero qué ha pasado. ¿Por qué me has cogido? ¿Quién eres?-pregunta ella mientras se seca las lágrimas. El encapuchado deja su mochila en el suelo y saca de ella una pistola-.
-Ten, la vas a necesitar. ¿Has tirado alguna vez?-pregunta-.
-Nunca. No soy partidaria de la violencia. Si vas a secuestrarme para qué me das un arma.
-Creía que eras más lista. Estoy aquí para llevarte a un sitio seguro. Los hombres de antes, van a matar a todos.
-Yo debería estar allí con el resto, ¿qué narices hago aquí?-exige ella enfadada-.
-Tu padre me ha enviado.
-Mi padre está muerto. ¡Quién eres!-el encapuchado se deja ver el rostro. Es el chico con el que chocó en el metro-. ¿Tú? Pero qué eres un espía o un...
-¿Asesino? Me lo dicen mucho. Vamos-dice cogiendo la mochila- tenemos que salir de aquí.
El chico se pone a correr entre pasillos y puertas que ella desconoce. Sus latidos retumban en su cabeza, sus piernas corren sin mirar atrás. De repente, suenan disparos. Ella se para. Mira atrás. El chico la coge del brazo y continúan su camino. Están saliendo por una puerta trasera a la de la facultad. A lo lejos se ve el tren. El chico corre hacia allí.
-¿A dónde vamos?-dice ella jadeando-.
-Vamos a coger ese tren. Ese tren es el que nos llevará lejos de aquí-dice el chico mientras corre más deprisa-.

Ella no puede dejar de pensar en lo terrible que va a ser subir a eso en marcha. Está cansada y sus piernas no la responden. El chico ya ha subido. Ella pega un buen salto y sus dedos cuelgan del borde del tren. El chico la coge del brazo y la levanta. Ambos quedan jadeando en el suelo del vagón. Lo han conseguido. Ella no aguanta más despierta, y sus ojos caen en un profundo sueño...
Ella mantiene los ojos cerrados. Su mente sigue soñando. Siente que la llaman. Escucha su nombre. Abre los ojos.
-Despierta-dice el profesor-. Parece que no has dormido bien.
-Mmm... ¿Dónde estoy?-dice ella mientras el profesor se echa a reír-.
-Estás en la facultad. Empieza el examen, dormilona.

Ella abre los ojos y comienza a reirse. Los sueños son traicioneros.

Posdata: Hay que creer para querer.

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