Tu oportunidad.

Derrotada pero no hundida.

Ese dolor que guardas en tu pecho. Ese peso que te acompaña a todas partes. Ese llanto que quiere escapar de tu garganta. Esas palabras que dijiste a quien menos se las merecía. No puedes más. Tu cuerpo no responde. Tu alma se siente agotada e inutil. Tu mente pide que sigas aguantando, pero tus ojos se cierran y se despiden del mundo que conocen. En tus sueños, tus peores pesadillas se cumplen, pero eso no es lo peor. Lo peor es que esas pesadillas destruyen tus sueños. ¿Qué hacer ante tanto imprevisto? ¿Dónde ir? ¿Cómo? Esas preguntas recorren tu cabeza y tu corazón. Estás tan inquieto que te sudan las manos.

Tienes miedo. ¿A qué?- te preguntas-. Miedo a tu futuro. Miedo a haberte sacrificado en vano. Miedo a no coseguir aquello que te proponías. Miedo a no tener apoyo. Miedo a lo desconocido. En realidad tienes miedo de ti mismo. Temes defraudarte. Una vez dijeron que "el hombre temía volar, pero un día el hombre soñó que volaba. Y voló". Aunque el resto del mundo decida que tú no puedes llegar a aquello que quieres, tú nunca pararás tus pies. Siempre hay oportunidades que hay que saber escoger. La pregunta es ¿qué oportunidad será para ti?

Posdata: La mejor manera de vivir... Luchando.

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