Estelas
¿Quién recuerda el detalle de cubrir mis hombros dormidos
y desnudos de la palidez que a veces la vida trae consigo?
¿Quién olvida los pasos acuciados entre
las piedras de la orilla y el puente torcido?
Me encontraste tocada por el umbral
firme de la herida pegada a mi espalda.
Susurraba mi silencio
palabras o versos de un loco poeta.
Respondiste ante mi cuerpo
como un pájaro maternal
que cubre con sus cuatro brazos
las gotas llenas de solares reflejos.
Callaron mis labios abiertos
ante el cuidado de tus rotas alas.
Puro el albo que decoraba la cresta
y tu torso manchado de lunares
y de cristales quebrados
sobre la fortaleza de tu cuerpo.
¿Quién recuerda ahora el vidrio cobrizo de tu ventana cerrada al horizonte?
¿Quién piensa en las palabras retratadas con tierna seguridad
anclada a mis manos marchitas de deseos jamás correspondidos?
Será la voz envuelta entre las mantas acolchadas,
quien invoca el relato de tus manos
entre mis fríos hombros y mi álgido centro.
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