Conmigo

Deslizar los dedos por tu cuello

como mis abalorios afinados al cisne de tu camiseta.

Acompañarte desde lejos

como un trozo de papel que se escabulle de los montones grises.

Invocarte en cualquier momento del día

como las luces que se cuelgan de mis ojos ahumados. 

Arrastrarte conmigo 

como una máquina que acaricia las curvas de la carretera.  

Limpiarte las gotas contenidas

como una mujer. 

Respirar el trayecto de vuelta a casa

como romero abrazado a las puntas de tu pelo. 



Comentarios

Entradas populares de este blog

Fruto de la herida

Todo...

Madrid me mata