Dame un poco más de vida

Un día donde la espuma del mar colorea el reflejo de tus ojos y comprendes la claridad que en ellos habita, junto con la incertidumbre de la madurez. Sientes en las puntas de cada pelo como se expande la luz que en ti crece. Ante las palabras de los otros respondes incrédula y frente a la visión, que en el espejo nunca llegas a creer por la tenebrosidad y la espina traspasada y sangrante que llevas desde tanto tiempo atrás. En un día como hoy en que las olas acarician las murallas de tu carne, caes en la cuenta de que los hilos de tu interior están ordenados, pero se estiran como dedos que quieren alcanzar el otro lado del precipicio.

En un día como hoy en que los huesos abandonan el movimiento del centro acorazado, en que el amor llama a gritos a la puerta, en que el silencio se vuelve en una cálida paz de seguridad y templanza, confías en que vivir en sus manos es el sentido por el cual adoras los detalles pequeños, las palabras que se escapan de dentro a fuera, las cicatrices inefables y el nacimiento de una concha a punto de abrirse... Eso es para ti respirar pétalos de amapolas en mitad de una tormenta casual, pero que no ahoga ni marchita tus flores, sino que las embellece y las hace más fuertes. 

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